El Caballo Espa�ol - Estirpe y Tradici�n

Si cada gran cultura tuvo su caballo la nuestra lo fue moldeando a su imagen y semejanza; vivo como el sol, de mirada c�lida, ojos profundos, noble de estampa, tan luminosa como la sombra blanca de los cortijos.

El caballo originario de Espa�a recibi� en el trote de los siglos muchas influencias �tnicas, debido a las invasiones, ocupaciones y los gustos cambiantes de nuestra aristocracia. Sin embargo desde las primeras noticias que se tienen de nuestro caballo coinciden en su descripci�n los mismos rasgos, las mismas actitudes y la misma gracia que ahora tiene; prueba de ello son los testimonios que lo describen en los diferentes escalones de la historia, los caballos de Pura Raza Espa�ola, se le conoce en muchas partes del mundo como Andaluz, y ello es debido al m�rito de los que en esta tierra los criaron y supieron acrecentar sus ventajas y aires naturales.

De los caballos de Pura Raza Espa�ola se ha hablado y escrito mucho, sin embargo siempre se le han concedido los t�tulos de bien proporcionado y lucir mucha gracia en sus movimientos. Cotareno lo llam� noble y vistoso, c�modo para cabalgar, de cabeza amplia y ligeramente acarnerada, frente ancha, ojos grandes vivos y fogosos y tambi�n los se�al� como tard�o para desarrollarse.

Desde luego y eso lo reconocen todos, nuestro caballo es altivo, presumido, majestuoso en el trote y noble en el trato.

El Duque de New Castle lo describ�a como ideal para que un gran monarca en un d�a de triunfo pudiera ostentar ante su pueblo su gloria o presentarse en la batalla al frente de su ej�rcito.

Salom�n De Brue, caballerizo de Enrique IV, de Francia fue m�s all� todav�a, comparando a los mejores caballos entre s� y tom�ndolos en su mejor perfecci�n colocaba en primer lugar al caballo de Espa�a, Spanish horses, le dio su voto como el m�s valiente, m�s digno de que lo monte un gran rey y sobre todo el m�s noble.

Los caballos de Pura Raza Espa�ola, abundan por toda nuestra pen�nsula pero no en todas tuvo su mismo desarrollo tanto en n�mero como en calidad destacan la Campilla sevillana, Jerez y C�rdoba

Antonio Machado N��ez, abuelo de los poetas situaba a los mejores yeguadas en Arcos, Jerez y Medina Sidonia, en la provincia de C�diz, Lucena y Aguilar en C�rdoba, La Palma, Almonte y Gibrale�n en Huelva, y Utrera, Dos Hermanas y Los Palacios en Sevilla.

S�lo la isla mayor del Guadalquivir acog�a cada a�o 7000 caballos y yeguas, Spanish horses y otras mil pastaban en la isla menor. Reponen admirablemente en la primavera con riqu�simos pastos salitrosos de aquellas llanuras para luego acudir a las grandes ferias de Sevilla y Mairena en n�mero de diez a doce mil.

A la sombra del monasterio de la Cartuja, en Jerez, se aliment� la mejor leyenda que tuvo el caballo de Andaluc�a, aqu� en esta Cartuja, todav�a en oraci�n, se crearon los antiguos mitos de una estirpe distinguida, Los Cartujanos, que todav�a llenan las cuadras de potros.

Hay una coincidencia generalizada que puede hacer dudar a los no iniciados, casi todas las ganader�as de renombre dicen beber de las mejores estirpes de nuestro caballo directa o indirectamente, de esta leyenda real de esta subraza sobresaliente, Los Cartujanos.

Seg�n Francisco de la Iglesia, los hermanos Andr�s y Diego Zamora, herradores, y vecinos de Jerez, compraron a un soldado un buen semental para sus yeguas, sacaron de �l potro y potra. El potro creci� bajo el cuidado de los Hnos. Zamora, haci�ndose el mejor caballo de que hubiera memoria en Jerez.
Era tordo oscuro bien proporcionado de siete cuartas y cinco dedos de alzada, con mucha gracia y soltura de movimientos, tambi�n adem�s result� ser un buen semental, hasta el punto de que lleno la yeguada de hermosos potros y bell�simas potrancas, su nombre era Esclavo, y fue vendido por 4.000 pesos, todo un fortun�n de los de entonces, de esa suerte empez� la estirpe conocida como Zamorana, en ese tiempo todav�a no tenia nada que ver con los monjes.

Los descendientes de Esclavo fueron vendidos tras la muerte de los Zamora, entre los muchos que se quer�an hacer con tan buena sangre, la mayor parte la compr� Pedro Picado, que unos a�os mas tarde y al no tener con que pagar unos censos a la Cartuja, los tuvo que ceder a los monjes, as� naci� la leyenda.

Los monjes eran grandes observadores, dispon�an de mucho tiempo, y se dedicaron con mucho esmero a criar, seleccionar los caballos de Pura Raza Espa�ola. Hoy se sabe que Sevilla tuvo mucho importancia en la creaci�n de la Cartuja de Jerez, de hecho la Cartuja de Jerez se forma a trav�s de la Cartuja de Sevilla.

Tras la desamortizaci�n de la Cartuja estos ejemplares pasaron a otras manos que tambi�n consiguieron renombre, cabe destacar en ellas Zapata y sus Zapateros.

D. Vicente Romero se encargar�a despu�s de alargar hasta nuestro siglo los resquicios de aquella leyenda y con ello los mejores ejemplares del siglo XIX, que se encargar�an despu�s desperdigar su sangre por casi todas las cuadras andaluzas.

Los mejores hierros rebuscaron en los ba�les del tiempo hasta encontrar alg�n viejo parecido con el semental de los Hnos. Zamora, o con alguna de las otras grandes estirpes de nuestra raza, como Guzmanes, Valenzuelas, y Romanitos. Y lo m�s seguro es que todo esto en la verdad antes o despu�s el cruce con aquellos sementales comprados, cedidos o alquilados, traer�a el porte de aquellos venta caballos hasta su casa.

Si los caballos de Pura Raza Espa�ola cri� tambi�n en nuestras tierras no fue por casualidad, sino porque la naturaleza se presenta en Andaluc�a con los dones que m�s alegran su vida, la suavidad de nuestro clima, el agua y los buenos patos, son decisorios en esta asociaci�n de Andaluc�a con el comprar caballo.

El agua es la bebida ordinaria del caballo y ha de tenerla siempre cerca, no demasiado fr�a, porque puede resfriar al caballo, dice un viejo manual, que el agua del es buena y saludable con tal de que no entre el caballo a beberla en el tiempo m�s riguroso del invierno, si hay que dar de beber en el invierno en la caballeriza que sea inmediatamente despu�s de que salga el agua, antes de que coja un grado de frialdad considerable, para calentar un poco el agua basta con meter la mano en el agua, echarle un poco de salvado o agitarla con un pu�ado de paja.

Tambi�n nuestros campos son buenos cocineros para el equino, el pienso compuesto, las hierbas frescas y la paja, son un excelente men� hasta para los ejemplares m�s exigentes, los pastos salitrosos de esta tierra siempre fueron excelentes tanto para el caballo como para el toro, compa�eros inseparables desde anta�o en nuestras dehesas.

La paja abundante que sigue a las cosechas es tambi�n muy rica en alimentos, otro viejo libro habla de ella como excelente cuando es de trigo y es blanca y menuda, tambi�n mejora en alimento cuando se le sirve mezclada con otras plantas, como la fumaria, la amorfa o el pie de le�n. La paja blanca, ha de preferirse a la grosera o negra porque esta es m�s dura y tiene un olor que repugna a los caballos; tambi�n dec�a el sabio manual que no es de extra�ar que s�lo con la paja criaran tambi�n los caballos ya que su centro es azucarado y m�s en Espa�a que en otras naciones Europeas.

Entre los alimentos naturales que abundan en los campos del sur, destacan el salvado, que no es otra cosa que la c�scara del trigo molido, cebada en grano y alfalfa, cuando la cebada o la alfalfa se les ofrece fresca a�ade otras muchas m�s propiedades a las que ya tienen. La alfalfa ha de comerla en el campo antes de que abra su flor, porque entonces puede producir grandes indigestiones. La cebada en hierba es tambi�n muy �til para la compra venta de caballos sanos, aunque muy perjudicial para los que tienen asma o son muy viejos.

La pintura y el grabado nos traen pruebas de algunos cambios habidos en nuestra raza, hubo un tiempo durante el siglo 17, en el que se prodig� el cruce de nuestros caballos con Germanos y Napolitanos, con el fin de hacerlo m�s fuerte y corpulento para que sobrellevara con mas facilidad el peso de las armas y corazas que utilizaban el ejercito de aquella �poca. Aquella experiencia casi fat�dica, trajo consigo las capas oscuras, as� como rasgos morfol�gicos tales como perfiles convexos o acarnerados, dorso largos, grupas partidas, menudillos cortos y peludos, aun as� todav�a coincide nuestra raza con la que describieron hace 2.000 a�os Virgilio, Colmena o Marr�n;

"...cabeza alta y fina, grupa flexible y ancha, musculoso el pecho y densa crin".

Adem�s de su morfolog�a externa los caballos de Pura Raza Espa�ola luce una cualidad que no iguala otra raza, es noble, tambi�n es fuerte, resistente y en�rgico, en el prevalece la docilidad que lo hace manejable y seguro hasta para un ni�o.

El caballo Andaluz es sobre todo belleza en permanente exhibici�n, el conjunto de sus cualidades los hacen id�neo, para el enganche, la doma en todas sus variantes as� como apto para realizar las faenas camperas. Su trote a comp�s, su majestuosidad, su gracia, no s�lo sirvieron al sudor del hombre con la tierra sino que adem�s los pasea y luce como nadie en las ferias y romer�as que aparecen con las flores y terminan con la aceituna verde de mesa.

Como dicen los versos de Villaespesa, "...nuestro caballo es digno de tener por su arrogancia y belleza alar para ser lucido a la cuadriga del divino Apolo".